Obra maestra de la arquitectura árabe-musulmana, la Mezquita de Hassan II es uno de los edificios religiosos más bellos del mundo.
La Mezquita de Hassan II es realmente única en su arquitectura y dimensiones. Con su minarete que se eleva a 200 m de altura y tiene un láser con alcance de 30 km rumbo a la Meca, es visto como el edificio religioso más alto del mundo.
La idea de construir una gran mezquita en Casablanca refleja la voluntad real de proporcionar a la metrópolis de Casablanca un gran monumento espiritual y de la civilización de Marruecos, asegurando un desarrollo urbano armonioso y permitiendo aumentar su irradiación con base en la fe, la piedad y la tolerancia.
Su Majestad Hassan II, que Dios tenga su alma, puso la primera piedra de esta mezquita en el 5 Dou Al Kiida 1406 de la Hégira, correspondiente al 11 de julio de 1986. Las obras se realizaron bajo la supervisión efectiva y diaria de Su Majestad Hassan II, quien se aseguró que este gran edificio refleje las características artísticas de la auténtica arquitectura marroquí, destacando su apertura a las nuevas tecnologías.
Por medio de esta obra maestra de arquitectura, Su Majestad Hassan II, ha querido destacar la importancia y el valor de la mezquita en Marruecos a lo largo de la historia, y quería mostrar que este lugar de culto ha jugado un papel importante en la promoción de auténtico arte arquitectónico y la preservación del patrimonio de la civilización, dado que la Mezquita Hassan II en Casablanca refleja los grandes talentos de los artesanos marroquíes.
La construcción de esta mezquita en el océano Atlántico se inspira en el versículo del Corán "el trono de Dios estaba en el agua", fue una idea pionera que pretendía invitar a los creyentes que vienen a esta mezquita a recordar la grandeza de Dios quien creó el mar y el cielo.
El diseño de este trabajo ha sido el resultado de una colaboración entre la oficina del arquitecto francés Michelle PINSEAU y diferentes cuerpos artesanales marroquíes quienes supieron crear y hacer renacer por la mano de maalem (maestro) la belleza y el espléndido sello de la arquitectura marroquí.
Expresión de la simbiosis entre un rey y su pueblo, la realización de este prestigioso monumento fue financiado a través de la participación de todo el pueblo marroquí que voluntariamente se apresuraron a la llamada real, cada uno según sus medios y su generosidad.
Así, este edificio fue inaugurado con motivo de la celebración por el mundo musulmán el Eid al mawlid le 12 Rabii I 1414 de la Hégira, correspondiente al 30 de agosto de 1993.